Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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El cristiano de hoy, ha caído bajo la influencia nefasta del sistema del mundo.Sus líderes se han encargado de promocionarle toda clase de mentira, que va desde la música pagana «cristianizada», estableciendo como normativa eclesial las prédicas sincretizadas con poca Palabra de Dios y un mar de ideas psicológicas-motivacionales-filosóficas. Animan al cristiano a leer libros de «éxito evangélico», que poseen un vasto número de cátedras de existencialismo positivista y que han hecho del creyente un pedazo de carne y huesos sin personalidad, un zombie de las emociones espiritualizadas, cuyo caminar es de doble ánimo y que se ha adjudicado un carácter reprimido al que le llaman erradamente «santidad», por consecuencia de lo indebido (a su debido tiempo, tronarán). Así, la Palabra del Señor, ha sido sustituida por la esencia de la psicología secular y de otras mundanalidades modernas que se disfrazan de espirituales y gloriosas haciéndose formidables para el engaño. El apóstol Pablo anima así:
«. . . . para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo . . .» (Ef. 4:14, 15).
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El cristiano de hoy, ha caído bajo la influencia nefasta del sistema del mundo.Sus líderes se han encargado de promocionarle toda clase de mentira, que va desde la música pagana «cristianizada», estableciendo como normativa eclesial las prédicas sincretizadas con poca Palabra de Dios y un mar de ideas psicológicas-motivacionales-filosóficas. Animan al cristiano a leer libros de «éxito evangélico», que poseen un vasto número de cátedras de existencialismo positivista y que han hecho del creyente un pedazo de carne y huesos sin personalidad, un zombie de las emociones espiritualizadas, cuyo caminar es de doble ánimo y que se ha adjudicado un carácter reprimido al que le llaman erradamente «santidad», por consecuencia de lo indebido (a su debido tiempo, tronarán). Así, la Palabra del Señor, ha sido sustituida por la esencia de la psicología secular y de otras mundanalidades modernas que se disfrazan de espirituales y gloriosas haciéndose formidables para el engaño. El apóstol Pablo anima así:
«. . . . para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo . . .» (Ef. 4:14, 15).
