Un Examen de los 144,000 de Rev. 7 y 14
Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Tanta evidencia doctrinal mostrada, cierta y contundente, que ni aún así los TJ logran asombrosamente entender la verdad Escritural. Es una característica bien definida de la secta el provocar lesiones mentales severas, y la mayor parte son, desgraciadamente, irreversibles, por los métodos extremos y antinaturales usados por este clan diabólico para convertir a las personas incautas en esclavos- zombis russelianos. Toda una sarta de vampiros espirituales: Unos «chupasangres» por conveniencia y de condenación. Ya estamos acostumbrados a enfrentar sus arranques de rabia y necedades demasiado obvias y perturbadas. Por la mala experiencia que tengo con la secta, sabiendo qué clase de personas la integran (pobres), no ha sido siempre un grato parecer trata de entablar conversaciones sensatas con ellas.
Este escrito trata de aclarar el problema de 144.000 y de las dos tribus israelitas omitidas, y de las otras dos incluidas del cap. 7 de Ap., según el plan de Dios para los tiempos últimos, objeto de discusión, en un lugar este preciado y prestigiado blog, de parte de un russeliano mal logrado en el camino de Dios y de su Cristo. El propósito del artículo presente, es para que los amigos del blog que nos visitan no les quede ninguna duda de lo dicho al respecto. Sólo los seguidores absurdos de la WT son incapaces de ver la doctrina verdadera y sencilla. La venda es grande y su amarre lo bastante fuerte que la hace demasiado difícil para quitarla de los ojos de quienes componen la secta mencionada, mal llamada «Testigos de Jehová» (¿?). Veamos, pues:
La Biblia es bien clara con respecto a los 144.000 sellados del cap. 7 de Ap. Juan dice, sin dar lugar a ninguna especulación, que oyó el número de lo sellados, los cuales son 144.000. El apóstol amado alude con simplicidad grande que este es un número definido de sellados (o personas) y que pertenecen a las doce tribus de Israel. Juan concreta en mencionar que son 144.000 personas de las doce tribus de Israel. En Ap. 7:4-8 se habla literal y matemáticamente que a cada tribu le pertenece doce mil sellados, no más. Por otro lado, en Ap. 7:9, el mismo Juan describe que vio «una gran multitud imposible de contar». Vemos, entonces, que el número de sellados está por entero objetivizado, ni poco mucho ni poco menos. Cada tribu posee doce mil sellados, y por sus características, son israelitas (Ap.7:4: «de los hijos de Israel»). En el caso de las multitudes incontables, es evidentemente racional que su número es imposible de establecer. Por lo visto, se trata de dos grupos completamente diferentes en varios aspectos. Dijimos, que los 144.000 son israelitas, pero las personas de Ap.7:9 son de «. . . todas naciones, lenguas, que estaban delante del trono, en presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. . . ». Se necesitaría estar completamente ciego para no darse uno cuenta que cada grupo es enteramente diferente, en cuanto a su relación numérica y a su identidad. Juan es lo bastante detallado en describir a cada grupo, para que al lector no le quede duda alguna entre los dos grupos de personas estudiados. La Biblia dice que Juan escuchó el número de los sellados, que son 144.000 como anteriormente dijimos. Es inconcebible que los sellados sean la iglesia de Cristo. No existe en la Biblia, jamás, óiganlo bien los Testigos, un sustantivo «Israel» para referirse a la Iglesia: No hay ni un solo texto Escritural que identifique a Israel con la Iglesia del Señor. Los 144.000 no es el número total de los creyentes en Cristo. Ni tampoco el número de los judíos que serán salvos durante la Gran tribulación Final. La finalidad de los 144.000 en este período de muerte y de gran angustia sin precedentes es dar testimonio al mundo perdido y rebelde. Para eso han sido selectivamente apartados por el Dios del cielo. Se ha discutido mucho sobre la exclusión de las tribus de Dan y la de Efraín. Así como la intromisión de las tribus de José y de Manasés. Mucha opiniones hay al respecto. Primero, tenemos que decir que la tribu de Judá encabeza la lista de todas las tribus, y la explicación sale sobrando: el Mesías Ungido proviene de ella («el León de la tribu de Judá»). Se comenta, cosa que creemos, que la tribu de Dan fue excluida de la lista de las doce tribus, por la idolatría desmedida que realizó delante de Dios en la antigüedad. Hay muchas pruebas que lo sustentan, y las podemos ver en Jue. 18:1-31; 1 R.12:28-30. Es cierto que de un modo u otro, todas las tribus estuvieron envueltas en idolatría que ofendieron a Dios, pero la tribu de Dan se fue al extremo de los extremos en la ominosa práctica pagana. Por ende, Dios la desecha de la lista y de su protección en la Gran Tribulación Final. Por otro lado, está la tribu de Efraín. Entre los lideres notables de esta tribu estaba Josué, quien reemplazó a Moisés para llevar a la postre al pueblo a «la Tierra Prometida». En el período de los jueces, el centro de adoración a Dios era Silo, en tierras de Efraín (Jos. 18:1; 22:12; Jue.18:31; 21:29; 1 S.3, 9, 24; 2:14; 3:21). Allí se levantó el tabernáculo hasta que el Arca del Pacto fue secuestrada por los filisteos. A pesar de todo, Efraín también como Dan, cayó bajo el influjo pagano de la idolatría (Ver: Jue. 17:13; 1 R.12:25-29; Os. 4:17; 5:3-5). Se ha creído, que la primera causa de la exclusión de la tribu de Efraín de la lista del cap. 7 de Ap. fue el abandono de sus deberes y obligaciones del la Casa de David (2. S.2:9). Manasés y Efraín fueron hijos adoptados por Jacob antes de que éste falleciera (Ver en Gn.48:5, 6). Como los demás patriarcas, ellos recibieron heredades además. Dios es soberano y escoge para incluir a la lista a José y a Manasés, y dejar rotundamente, por lo que vimos justificadamente, a Dan y a Efraín fuera de las bendiciones de Dios en el «día de venganza del Dios nuestro» (Is.61:2).
Dios les bendiga hermanos y amigos que nos visitan.
Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Tanta evidencia doctrinal mostrada, cierta y contundente, que ni aún así los TJ logran asombrosamente entender la verdad Escritural. Es una característica bien definida de la secta el provocar lesiones mentales severas, y la mayor parte son, desgraciadamente, irreversibles, por los métodos extremos y antinaturales usados por este clan diabólico para convertir a las personas incautas en esclavos- zombis russelianos. Toda una sarta de vampiros espirituales: Unos «chupasangres» por conveniencia y de condenación. Ya estamos acostumbrados a enfrentar sus arranques de rabia y necedades demasiado obvias y perturbadas. Por la mala experiencia que tengo con la secta, sabiendo qué clase de personas la integran (pobres), no ha sido siempre un grato parecer trata de entablar conversaciones sensatas con ellas.
Este escrito trata de aclarar el problema de 144.000 y de las dos tribus israelitas omitidas, y de las otras dos incluidas del cap. 7 de Ap., según el plan de Dios para los tiempos últimos, objeto de discusión, en un lugar este preciado y prestigiado blog, de parte de un russeliano mal logrado en el camino de Dios y de su Cristo. El propósito del artículo presente, es para que los amigos del blog que nos visitan no les quede ninguna duda de lo dicho al respecto. Sólo los seguidores absurdos de la WT son incapaces de ver la doctrina verdadera y sencilla. La venda es grande y su amarre lo bastante fuerte que la hace demasiado difícil para quitarla de los ojos de quienes componen la secta mencionada, mal llamada «Testigos de Jehová» (¿?). Veamos, pues:
La Biblia es bien clara con respecto a los 144.000 sellados del cap. 7 de Ap. Juan dice, sin dar lugar a ninguna especulación, que oyó el número de lo sellados, los cuales son 144.000. El apóstol amado alude con simplicidad grande que este es un número definido de sellados (o personas) y que pertenecen a las doce tribus de Israel. Juan concreta en mencionar que son 144.000 personas de las doce tribus de Israel. En Ap. 7:4-8 se habla literal y matemáticamente que a cada tribu le pertenece doce mil sellados, no más. Por otro lado, en Ap. 7:9, el mismo Juan describe que vio «una gran multitud imposible de contar». Vemos, entonces, que el número de sellados está por entero objetivizado, ni poco mucho ni poco menos. Cada tribu posee doce mil sellados, y por sus características, son israelitas (Ap.7:4: «de los hijos de Israel»). En el caso de las multitudes incontables, es evidentemente racional que su número es imposible de establecer. Por lo visto, se trata de dos grupos completamente diferentes en varios aspectos. Dijimos, que los 144.000 son israelitas, pero las personas de Ap.7:9 son de «. . . todas naciones, lenguas, que estaban delante del trono, en presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. . . ». Se necesitaría estar completamente ciego para no darse uno cuenta que cada grupo es enteramente diferente, en cuanto a su relación numérica y a su identidad. Juan es lo bastante detallado en describir a cada grupo, para que al lector no le quede duda alguna entre los dos grupos de personas estudiados. La Biblia dice que Juan escuchó el número de los sellados, que son 144.000 como anteriormente dijimos. Es inconcebible que los sellados sean la iglesia de Cristo. No existe en la Biblia, jamás, óiganlo bien los Testigos, un sustantivo «Israel» para referirse a la Iglesia: No hay ni un solo texto Escritural que identifique a Israel con la Iglesia del Señor. Los 144.000 no es el número total de los creyentes en Cristo. Ni tampoco el número de los judíos que serán salvos durante la Gran tribulación Final. La finalidad de los 144.000 en este período de muerte y de gran angustia sin precedentes es dar testimonio al mundo perdido y rebelde. Para eso han sido selectivamente apartados por el Dios del cielo. Se ha discutido mucho sobre la exclusión de las tribus de Dan y la de Efraín. Así como la intromisión de las tribus de José y de Manasés. Mucha opiniones hay al respecto. Primero, tenemos que decir que la tribu de Judá encabeza la lista de todas las tribus, y la explicación sale sobrando: el Mesías Ungido proviene de ella («el León de la tribu de Judá»). Se comenta, cosa que creemos, que la tribu de Dan fue excluida de la lista de las doce tribus, por la idolatría desmedida que realizó delante de Dios en la antigüedad. Hay muchas pruebas que lo sustentan, y las podemos ver en Jue. 18:1-31; 1 R.12:28-30. Es cierto que de un modo u otro, todas las tribus estuvieron envueltas en idolatría que ofendieron a Dios, pero la tribu de Dan se fue al extremo de los extremos en la ominosa práctica pagana. Por ende, Dios la desecha de la lista y de su protección en la Gran Tribulación Final. Por otro lado, está la tribu de Efraín. Entre los lideres notables de esta tribu estaba Josué, quien reemplazó a Moisés para llevar a la postre al pueblo a «la Tierra Prometida». En el período de los jueces, el centro de adoración a Dios era Silo, en tierras de Efraín (Jos. 18:1; 22:12; Jue.18:31; 21:29; 1 S.3, 9, 24; 2:14; 3:21). Allí se levantó el tabernáculo hasta que el Arca del Pacto fue secuestrada por los filisteos. A pesar de todo, Efraín también como Dan, cayó bajo el influjo pagano de la idolatría (Ver: Jue. 17:13; 1 R.12:25-29; Os. 4:17; 5:3-5). Se ha creído, que la primera causa de la exclusión de la tribu de Efraín de la lista del cap. 7 de Ap. fue el abandono de sus deberes y obligaciones del la Casa de David (2. S.2:9). Manasés y Efraín fueron hijos adoptados por Jacob antes de que éste falleciera (Ver en Gn.48:5, 6). Como los demás patriarcas, ellos recibieron heredades además. Dios es soberano y escoge para incluir a la lista a José y a Manasés, y dejar rotundamente, por lo que vimos justificadamente, a Dan y a Efraín fuera de las bendiciones de Dios en el «día de venganza del Dios nuestro» (Is.61:2).
Dios les bendiga hermanos y amigos que nos visitan.