EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

domingo, 17 de enero de 2010

EL CREER PARA SALVACION

Por el Dr. Javier Rivas Martinez (MD)
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Revelándose en el «cronos» de la humanidad caída a causa de la trasgresión edénica, Dios engendró el «logos» que hábito su mente infinita y benevolente: el más grande y sublime ideal de amor que haya existido, fue tornado carne para el rescate de muchos, y que con seguridad, habrían de perecer: «. . . por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. . .» (Ro.3:23). Cristo, el representante digno de la raza humana, soportó el oprobio y la tentación, se sujetó para hacer la voluntad de Aquel que le envió (Jn.6:38), y dirigió firmemente sus pasos hacia el Calvario, lugar en que la lanza romana le perforó el pecho y los gruesos y largos clavos injuriaron sus milagrosas y misericordiosas manos sanadoras, para derramar su sangre que limpió a los hombres de sus maldades, para darles, a quienes le han recibido (Jn.1:1:12), vida eterna y gloriosa al ser constituidos como hijos de Dios (Jn.1:12), haciéndolos coherederos de la promesa del Reino Venidero Milenario (Ap. cap. 20), y que los hace también partícipes como súbditos en el Reino del Padre, en la era post milenaria (Ap. cap. 21). Cristo, el Ungido de Dios, mostró al mundo el Amor del Padre a los hombres que no tenían oportunidad para ser salvos, pero los suyos, a quienes vino (Jn.1:11), lo rechazaron a causa de la incredulidad firme en su oscuros corazones, de su celo religioso, y de la envidia enfermiza que los turbaba, que acabaron por matarlo en la cruenta y áspera cruz de árbol, donde los criminales judíos, en esa época, eran sometidos a una de las formas de tortura más increíbles y dolorosas que hayan surgido en toda la historia del mundo. La muerte del Santo Mesías, propuesta por el mismo Dios del cielo, que sujetó al Hijo a ser sacrificado, «entregado por su determinado consejo y anticipado conocimiento» (Hech.2:32), ya que no fue fortuita, sino con propósito de redención (Ap.1:5), de resurrección para abolir el efecto de ella (1 Co. cap.15), y que será destruida antes de que los cielos nuevos y la tierra nueva se hayan establecido para siempre (Ap.20:14; Ap.21:1).

Amigo que lee este escrito: La palabra Santa dice que hay un Dios de amor que proveyó salvación por la maldad de los hombres, y que por medio de Jesucristo, su Hijo Amado, serán salvos, con la condición de habar creído en él (Jn.3:16). Juan el Bautista menciona en Jn.3:36 que los individuos que rechazan creer en el Cristo Bendito están bajo la ira de Dios (verbo activo). Es por eso que se hace necesario el arrepentimiento mientras se esté vivo, para que la misericordia de Dios se haga efectivamente operativa. . . después, con la muerte, ya no habrá oportunidad para arrepentirse y salvarse. Nadie tiene que obligarlo a creer, amigo… ¡la decisión es suya, y solamente, suya! Para que entienda «el verdadero creer para salvación», le dejo con los siguientes pasajes bíblicos que le serán de mucha ayuda para poder lograrlo correctamente:

«Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado» (Ro.10:9-11).