EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

viernes, 1 de enero de 2010

EL DERRAME PLEURAL DE CRISTO


Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)
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«Mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados» (Is.53:5).
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Un dato interesante médico que aparece en la Biblia, es la salida de agua y sangre del costado del Señor, cuando fue perforado por la punta de la lanza del soldado romano.
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Juan explica lo acontecido, así:
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«Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los solados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua» (Jn. 19:34).
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Para entender esto, debemos explicar primeramente que existen dos capas muy finas dentro del tórax llamadas pleuras: Un pleura cubre el pulmón y se denomina pleura visceral, la otra, recibe el nombre de pleura parietal, que cubre las regiones costales, mediastínicas, y el diafragma además. Las pleuras se encuentran unidas entre ambas, no adosadas, y una pequeña cantidad de líquido se encuentra entre ellas. Realmente, existe un espacio virtual que se forma entre las dos pleuras cuando la cantidad de líquido excede dentro de ellas.
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La pleura está formada por tejido mesotelial con una membrana basal de sustentación, con capas fibroelásticas, y con sus vasos sanguíneos y linfáticos. En estos últimos se lleva la absorción del líquido pleural que pasa a la circulación linfática que se encuentra en la mitad inferior de la pleura parietal. Cuando se rompe el equilibrio reabsorción-producción, siendo la reabsorción menor que la producción natural de líquido intrapleural, el derrame se formará lenta o rápidamente, según los estados fisiopatológicos clínicos desencadenantes y entre los que están: La insuficiencia cardíaca congestiva, la insuficiencia renal, la insuficiencia hepática, carcinomas, neumonías, sarcoidosis, y por eventos traumáticos; de esto último, trataremos en el presente estudio. El derrame pleural traumático que provoca hemotórax (presencia de sangre en la pleura), es debido a la destrucción de los vasos sanguíneos de las regiones intercostales, diafragmáticas, pulmonares (del parénquima), y por lesiones cardiacas. Los mecanismos de agresión pueden ser por golpes contusos importantes con fracturas costales o no, heridas por proyectiles de armas de fuego, o por lesiones causadas por arma blanca. La injuria vascular y linfática, a causa del traumatismo torácico, da como resultado el cúmulo de líquido inflamatorio dentro de la pleura, que se forma por la apertura de brechas intercelulares en el sistema vascular con salida de plasma, de formas hemáticas como son glóbulos rojos, de solutos y proteínas, salida que es exacerbada por la cascada inflamatoria del ácido araquidónico y de la ciclooxigenasa, por efecto de las anafilotoxinas que provienen de la cascada del complemento como C3a-C5a, también por razón del efecto directo de interleucinas. De ese modo, se llegará a formar lo que se denomina y se conoce como exudado o trasudado (de acuerdo a las características físico-químicas que los clasifican como tales por medio de las técnicas que se usan en el laboratorio). Macroscópicamente, el líquido pleural es un líquido amarillento y -acuoso-. Los eventos traumáticos en la pleura pueden causar simultáneamente o a la vez un cúmulo de líquido inflamatorio y sangre. Juan describe la salida de líquido pleural del costado lesionado del Señor como si fuera -agua- al principio y después lo describe como sangre, de acuerdo a lo visto en Jn.19:34.
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La Biblia insinúa claramente que el Cristo de Dios fue traumatizado contusamente, cuando dice que él fue molido («…molido por nuestros pecados…». Is.53:5). Las lesiones contusas son la principal causa para la formación de líquido interpleural y regularmente se da por golpes intencionados con objetos macizos, por accidentes automovilísticos, caídas, etc. . Aparte de las lesiones contundentes que formaron en Cristo el derrame pleural, pero con diferente mecánica, según la tradición, el Señor, fue torturado con un gato de varias colas, un cruento flagelo cuyas líneas terminaban en espículas de metal y hueso que laceraban los tejidos blandos, provocando heridas profundas que comprometían con suma gravedad la piel, el tejido celular subcutáneo y los músculos profundos, tanto del dorso como del torso. Mucho de la lesiones o injurias descritas ya, seguramente el Bendito Mesías las padeció al ser azotado (Is.53:4; Jn.19:1). La Biblia menciona que el Hijo de Dios fue molido y desfigurado, y fue, por la terrible y desmedida golpiza que recibió sin pizca alguna de misericordia o consideración (Is.52:14).
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Hemos visto, con evidencias fehacientes, que la situación expuesta no tiene nada de sobrenatural, si alguno lo ha creído siempre así. Sólo es un estado fisiopatológico clínico que tiene una explicación totalmente racional y científica.
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Que Dios les bendiga siempre hermanos y amigos míos.