EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

viernes, 30 de marzo de 2012

EL EVANGELIO DEL EVANGELISMO SIN REINO


La parte evangélica del público asistente a la iglesia ha visto que abandonar la Escritura como una fuente final autoritativa de la fe Cristiana es abrir las puertas a la anarquía. Sin embargo, los evangélicos sin saberlo aceptan como verdad bíblica mucho de lo que no ha sido cuidadosamente examinado a la luz de la Escritura. El Slogan la ‘Sola Scriptura’ de la Reforma puede frecuentemente significar sólo una explicación tradicional de las Escrituras.

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Esto es significativamente cierto de la definición evangélica del vocablo Evangelio.58

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Nuevamente es el Mesianismo del Nuevo Testamento el que ha sido abandonado. El Evangelio que Jesús y los Apóstoles proclamaron fue siempre el Evangelio del Reino de Dios.59 La fórmula Lucana enormemente importante y casi enteramente pasado por alto que describe el Evangelio, sostiene que creer en el Reino de Dios y las cosas concernientes a Jesús es necesario antes del bautismo (Hechos 8:12, 28:23,31). Jesús vio en la predicación del Evangelio la razón de ser de toda su misión (Lucas 4:43). Pero la falla del Cristianismo tradicional para definir el Reino en términos bíblicos mesiánicos ha llevado a la sustitución de un evangelio parcial (“creer en Cristo”). El Reino parece haber desaparecido de las Buenas Noticias. El problema es que el Evangelio despojado de sus fuertes asociaciones escatológicas y mesiánicas no es realmente el Evangelio como Jesús y los Apóstoles lo predicaron. Existe una clara diferencia entre “partiendo al cielo cuando mueras” y la expectativa del Nuevo Testamento de la resurrección a la vida en el Reino en la Segunda venida. En el Nuevo Testamento la Buena Noticia acerca del Reino de Dios es comunicada primero al convertido potencial (Marcos 1:15,16); “arrepentíos y creed en el Evangelio (acerca del reino de Dios”. Con este mensaje éste es desafiado por una declaración sobre el propósito de Dios para el futuro de nuestro mundo.

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Dios planea enviar a Su Hijo a establecer el Reino de Dios en la tierra. El ya lo envió a anunciar las Buenas Nuevas y a ejercer el poder del Reino en la sanidad y el exorcismo. Jesús ha sido temporalmente transferido a la presencia de Su Padre para actuar como Sumo Sacerdote para la iglesia.


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Todos nosotros somos pecadores en necesidad de perdón y redención. El Hijo de Dios, el Mesías, el profetizado siervo sufriente de Isaías 53, murió por nuestros pecados. En él podemos encontrar el perdón. El Mesías imparte justicia también a través de su conocimiento (Isa. 53:11).


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Jesús enseñó que el arrepentimiento y perdón del pecado viene como resultado de la aceptación de su evangelio del Reino de Dios (Marcos 4:11,12). En la parábola del sembrador, en donde Jesús da la quintaesencia presentación del Evangelio de salvación, el Mesías declaró que lo que bloquea el genuino arrepentimiento y el consecuente perdón es el pecado de ceguera o la no aceptación de la predicación del Evangelio de Jesús (“palabra del Reino”, Mat. 13:19) o “palabras de la era venidera” (Juan 6:68). El pecado es asimismo definido en Juan 16:9 como fracaso en creer en Jesús. Creyendo en Jesús, no debe olvidarse, significa creer en todo lo que el enseñó como el Evangelio, empezando con su propia declaración resumen en Marcos 1:14,15. El Nuevo Testamento desde el principio hasta el fin presenta la fe en el mensaje como una condición indispensable para la salvación. El mismo tema----a saber que volverse justo para con Dios (justificado) depende de la comprensión y el recibimiento del Evangelio tal como lo predicó Jesús---se encuentra también en Daniel 12:3: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. Este texto atrajo poderosamente a Jesús quien lo cita en Mateo 13:43, donde “los instructores, aquellos que hacen muchos justos” (Dan. 12:3) son “los justos” que aparecen en el Reino futuro.


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La iniciación dentro de la comunidad Cristiana es por el bautismo, una vez que los hechos esenciales del “Reino de Dios” y las cosas concernientes al nombre de Jesús” hayan sido asidos 58 Usualmente se hace una apelación a 1 Corintios 15:1-4 sin la mención de la evidencia complementaria de Hechos 8:12, 28:23,31, 19:8, 20:25, que demuestran que el Reino de Dios fue siempre el centro del Evangelio apostólico. En 1 Corintios 15:1-3 Pablo está interesado con la información acerca de la muerte y resurrección de Jesús la cual él había predicado “entre las cosas de primera importancia” (en protois, v. 3). 59 Mateo 4:23; 24:14; Lucas 4:43; Hechos 8:12; 28:23, 30, 31. 41 (Hechos 8:12, 28:23,31). Siguiendo al bautismo como evidencia de nuestro compromiso a Dios y a Su Hijo, debemos invertir el resto de nuestras vidas “creciendo en la gracia y el conocimiento,” (2 Ped. 3:18) en preparación para el gran evento del futuro, la introducción de un nuevo orden de cosas.


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En el Evangelio del Nuevo Testamento, la Segunda Venida y el consiguiente Reino son el corazón del mensaje, en adición al hecho central de la muerte y resurrección del Mesías. No sólo es el Reino colocado delante del creyente potencial con un reto de creer en las Buenas Nuevas (Marcos 1:15,16), sino que el posible discípulo es invitado a auto prepararse para una participación ejecutiva activa en la restauración de de la paz en la tierra cuando el Mesías venga a reinar. En seguida está establecido un objetivo que da coherencia a toda la empresa Cristiana:


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“He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido;¿ Qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar (gobernar) a las doce tribus de Israel.” (Mateo 19:27,28).


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“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria… entonces se sentará en su trono de gloria…” (Mateo 25:31).


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“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mi, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en doce tronos juzgando (gobernando) a las doce tribus de Israel.” (Lucas 22:28-30).


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“Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, El le dijo: ‘Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades’” (Lucas 19:15,17).


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“O no sabéis que los santos han de juzgar (gobernar) el mundo?...No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?” (1 Corintios 6:2,9).


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“Si sufrimos, también reinaremos con él” (Timoteo 2:12).


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“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:2; 20:4f).


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Mucho de este énfasis en el Reino futuro y la participación del creyente en él está perdido del evangelismo en nuestro tiempo. La diferencia significativa que separa las presentaciones del Evangelio Neo Testamentario de los Evangelios contemporáneos está demostrada por el cándido reconocimiento de importantes evangélicos (citados antes) de que ellos están perplejos por la total ausencia de la palabra ‘reino’ en sus discusiones y en la predicación del Evangelio. Esto es así porque ellos han sido entrampados por una versión gentílica de la fe, la que es esencialmente anti-mesiánica y han perdido su comprensión en las Buenas Nuevas acerca del Reino de Dios.


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Los Evangélicos pueden quedarse sorprendidos por la sugerencia de que su evangelio no está totalmente basado en la Biblia. Ellos podrán recurrir a 1 Corintios 15:1-3 para mostrar que el resumen de tres puntos de Pablo sobre el Evangelio consistió en la muerte, sepultura y resurrección de Jesús.


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Esto es verdad, hasta cierto punto, pero ellos no han observado cuidadosamente que Pablo predicó estos hechos “entre las cosas de primera importancia” (1 Corintios 15:3). Aquello no fue todo lo que predicó Pablo como el Evangelio, porque el libro de los Hechos insiste en que Pablo predicó “el Reino de Dios y las cosas concernientes a Jesús” (Hechos 28:23,31) y, como muestran estos textos, este mensaje fue proclamado a Judío y a gentil igualmente como el mensaje de salvación.


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Precisamente la misma fórmula describe la predicación de Felipe en Hechos 8:12:

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“Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”.


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Es obvio que la muerte y resurrección de Jesús son absolutamente elementos necesarios del Evangelio. Pero ellos nos son el todo del Evangelio. Lo que es engañoso sobre los tratados y los textos de teología sistemática evangélica es que la salvación es explicada en términos sólo de la muerte y resurrección de Jesús, con la exclusión de su propia predicación del Reino. El evangelismo separa a Jesús de su propia predicación. Lo corta de su completo marco histórico de su ministerio de la predicación, durante el cual Jesús enseñó la salvación mucho antes que muriera como parte del Evangelio. En fundamentalmente falso decir que mitad del Evangelio es la muerte de Jesús y la otra mitad en su resurrección. Semejante análisis simplemente omite el evangelio vital salvador acerca del Reino predicado por el Mesías. Si Jesús dijo una cosa en resumen de todo lo que obró para conseguir, es que sus palabras son el criterio por el cual nuestros destinos estarán determinados (Juan 12:44-50; Mat. 7:21-27). 42


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En Marcos 8:35-38, Jesús presenta la fe y la confianza en su Evangelio, y en sus palabras, como el único criterio para la salvación. La salvación es verdaderamente por fe, pero debe ser fe en todo lo que Jesús declaró como el Evangelio. El Mesías repetidamente urgió a su audiencia a “oír” lo que él tenía que decir, no únicamente verlo a él morir.


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Claramente el Reino de Dios fue el primer ítem en la agenda en las predicaciones apostólicas del Evangelio. Esto es difícilmente sorprendente, puesto que Jesús había proclamado siempre el evangelio del Reino-¡y esto fue mucho antes de que algo del todo se dijera acerca de su muerte por nuestros pecados, la cual los discípulos aún no entendían! (Lucas 18:31-34)! Es inmensamente instructivo notar que el tema del Reino no pudo originalmente haber contenido la muerte y resurrección de Jesús.


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Los Apóstoles habían proclamado el Evangelio del Reino antes de que supieran algo de la cruz. Este es el motivo del porqué Lucas en Hechos es cuidadoso en decirnos que la proclamación apostólica después de la resurrección tuvo su énfasis primario en el Reino de Dios, y añadió la nueva información sobre la muerte de Jesús como “las cosas concernientes a su nombre” (Hechos 8:12, 28:23,31).

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Es crucialmente importante observar que Pablo pudo describir la totalidad de su ministerio como “la predicación del Reino” (Hechos 20:25), justo como Jesús había visto al Evangelio del Reino como la razón de ser de su misión (Lucas 4:43). ¿Pero podrían los evangélicos contemporáneos demostrar su fidelidad a la práctica apostólica cuando, en una conferencia internacional sobre evangelismo, ellos admiten que el Reino de Dios “no es nuestro lenguaje”?60 Si el Reino no es su lenguaje, ¡ellos no están predicando el evangelio!

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La ausencia del Reino de las afirmaciones contemporáneas del Evangelio es un serio defecto que sólo puede ser rectificado por medio del redescubrimiento del mensaje mesiánico del futuro Reino de Dios en la tierra en la persona del Mesías y de sus seguidores. No sólo el Reino, sino también la condición de Mesías de Jesús deben ser devueltos a su lugar, al centro de la proclamación cristiana.


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No se le debe permitir que la confesión de Pedro en Cesarea de Filipos sufra la más mínima alteración, porque ella es la roca del fundamento de la fe, ni tampoco debe ser removido el título de ‘Hijo de Dios’ de su contenido bíblico, para que adquiera un significado no bíblico. En la Escritura es claramente y simplemente una extensión del título Mesías basado en el Salmo 2:7 y en el pacto Davídico en 2 Samuel 7:14. Para investir a alguien con el título ‘Hijo de Dios’ en la Biblia es equivalente a saludarlo como ‘el Mesías’, único y sobre todo ungido representante de Dios. Los evangélicos deben cerrar la brecha que apareció en los tiempos post-bíblicos entre los dos títulos, Cristo e Hijo de Dios, bajo la influencia del Cristianismo anti-mesiánico. Un estímulo a un retorno a la correcta comprensión del Hijo de Dios es dado en Lucas 1:35: El Hijo de Dios vino a existir milagrosamente en el vientre de María.


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Ha sido muy sabio decir que: “Adorar a Cristo con las creencias erradas sobre él es adorar a un falso Cristo, sea cual sea el nombre con que le llamemos; porque nosotros, haciéndolo así, falsamente lo imaginamos como otro del que es y otro del que está revelado en la Escritura”.61 Debe quedar claro que un evangelio despojado de su tema central, el Reino (como obviamente está en el evangelismo contemporáneo), y un Jesús que no está perfectamente emparejado con el Mesías de la Escritura, ambos como a su identidad y su rol, amenazan toda la construcción de la fe del Nuevo Testamento.


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Sistemas de creencias y de predicación deben por tanto estar sujetas al escrutinio crítico por aquellos que buscan adorar a Dios, a través de su Hijo, el Mesías, en Espíritu y en verdad (Juan 4:24).


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Tres expertos bíblicos destacados han confirmado convincentemente nuestro punto. Estos escritores demandan por un retorno al Reino de Dios como el centro organizador de todo evangelismo:


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El uso por parte de la iglesia de los Evangelios ha dado escasa atención a lo que los Evangelios mismos están diciendo acerca de los eventos reales de la vida de Jesús y de la proclamación de su reino (Evangelio de salvación)…por tanto la iglesia no está en efecto…prestando atención a una parte central de su propia tradición que podría, tal vez, revitalizar o reformar a la iglesia significativamente…este uso debe envolver el entendimiento de lo que los evangelios están diciendo acerca de Jesús dentro del mundo del Judaísmo del primer siglo, y no dentro de la imaginación de la piedad posterior (o impiedad)…contentarse 60 Michael Green, En la Conferencia Internacional de Lausanne sobre Evangelización Mundial, 1974. 61 R.A. Cole, Tyndale N.T. comentario sobre Marcos, Intervarsity Press, 1961, p. 199. 43 uno mismo con un Cristo de la fe no histórico me parece a mí….demostrablemente falso al
Cristianismo del Nuevo Testamento.62.


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El Dr. Taber, profesor Emérito de la Misión Mundial, Escuela Emmanuel de Evangelismo, Tennesee, escribió en una carta a “Christianity Today:


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He leído con gran interés las nueve declaraciones en Christianity Today intentando responder la pregunta, ¿Qué son las Buenas Nuevas? Estoy sorprendido y consternado de no encontrar ni siquiera una pasajera mención del tema que fue el núcleo del Evangelio de Jesús en tres de los cuatro relatos:


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El Reino de Dios. Cada una de estas declaraciones refleja la reducción individualista del Evangelio que plaga el evangelismo Americano. Además de ser bíblico, el basar nuestro entendimiento acerca del Evangelio en el Reino de Dios esquiva dos falsos dilemas que han innecesariamente preocupado a los teólogos por varios siglos.


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1) La salvación individual y sistemática, cualquiera, o entre ellas y 2). La gracia y obras, cualquiera, o entre ellas. Por un lado Dios intenta rescatar al cosmos entero de la esclavitud de la decadencia; y por otro lado, ¿cómo podemos afirmar ser salvos quien no hace todo el esfuerzo para realizar la voluntad de Dios?


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Gary Burge en la NIV Aplication Commentary (“Revisando la Teología Evangélica”), comparte esta preocupación por la ausencia del propio Evangelio de Jesús de las presentes ofertas de salvación:


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“Stanley Grenz ha revisado los intentos fallidos de la teología evangélica para incitar la imaginación del mundo moderno. El aboga por el Reino de Dios como el nuevo centro organizador de lo que decimos y hacemos.”


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Este comentario justo podría ser muy bien la respuesta que necesitamos para los intentos deprimentemente desalentadores de hoy para hacer “crecer” a las iglesias. Los hechos son que muy raramente se logran nuevos conversos. “El crecimiento de la iglesia”, así llamado, es en gran parte el movimiento de una iglesia a otra de aquellos que ya afirmaron ser creyentes.


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Para que no seamos acusados de repetición de nuestra tesis básica nos refugiaremos bajo la admonición de Winston Churchill cuyo consejo en el campo de la comunicación efectiva era como sigue: “Si tú tienes un importante punto que hacer, no trates de ser sutil o inteligente. Usa un martinete. Golpea el punto una vez. Luego regresa y golpéalo nuevamente. Luego golpéalo una tercera vez----un tremendo porrazo.”

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Anthony Buzzard, Teologo Unitario.