EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

jueves, 7 de enero de 2010

ADIVINACION

Por Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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Increíblemente, la mayor parte de gente ha puesto sus ojos en aquello que sólo le pertenece a Satanás para dar solución a sus problemas que cada día surgen en sus vidas, en un mundo que cada día es más mundo. La consulta a diario de horóscopos no se hace esperar, y hasta los hombres de intelectos elevados no pasan desapercibidos de su sutil atracción, cuyas formas de proceder cambian, de acuerdo a la sugerencia de la «sabia sobre naturalidad» de la antiquísima parafernalia. Podemos ver en la Biblia, que Dios abomina la insolente práctica de leer los horóscopos, cuya base son los signos del zodíaco:

«Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y así mismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todos los ejércitos del cielo» (2 R.23:5).

El rey Josías, obediente y temeroso de Jehová, se deshizo de todo lo que apestaba a idolatría, incluyendo, como pudimos ver en el texto, los esotéricos signos del zodíaco y que desgraciadamente sigue siendo en la actualidad un medio de confianza para el decidir de muchos, en vez de poner sus ojos en el Dios del cielo que es Omnisciente y que nos muestra un caminar en luz infinitamente más acepto del que sugiere la lectura de los horóscopos y otras “infernalidades” parecidas, denigrantes y altamente peligrosas para la vida espiritual de las personas.

Adivinos, nigromantes, agoreros y clarividentes son frecuentemente visitados, más de lo que alguien pueda imaginarse, y los visitantes van desde individuos iletrados e ignorantes o con poca preparación académica, y, asombrosamente, personas sumamente inteligentes y preparadas como profesionales, incluyendo intelectuales que están bajo el hechizo de la superstición. Sea como sea, el Dios del cielo dejará sentir su ira santa y nada suave a los que aprueban o realizan ominosas situaciones de oscuridad y maldad:

«No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti» (Dt. 18:10-12).

Personas como Walter Mercado y otros de la misma extirpe ocultista tienen preparado juicio con un premio terrible de parte del Señor, si no se arrepienten y desisten de sus grotescos comercios de estafa lucrativa y condenatoria. Pero culpa tienen también las gentes por buscar y hacer caso a estos embaucadores de Satanás, que por no batallar de alguna manera, acuden a ellos para solventar los problemas que angustian sus pobres vidas carentes de espiritualidad sana, pero cuando alguien les hace saber que hay un Dios Santo que salva y perdona, y que tienen propósitos de vida, el rechazo es casi inmediato, porque el esfuerzo para acercarse a Él, no lo quieren realizar. Así, que, mañana, la lamentación habrá de manifestarse en el lloro y crujir de dientes, si no llegan a entender con madurez bíblica la benevolencia del Señor (Mt.13:50).

Querido lector: Analice, piense, y escoja: Adivinos y agoreros o el Dios que salva y lo sabe todo; que lo guía correctamente en su caminar, y que lo libra además de la perversidad que lleva a la destrucción eterna.

«Así mismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros»
(Mi. 5:12).