EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

jueves, 7 de enero de 2010

LA FALSA TRADICION

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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Existe en la tradición católica romanista, la creencia histórica de un niño Jesús hacedor de milagros. Yo mismo de chico, cuando asistía a un colegio católico romanista, fui testigo oyente de una narración que decía que Jesús de niño fue capaz de trasformar con poder pájaros vivos con bolitas hechas de barro. Existe en la actualidad en todos los lugares del mundo muchas imágenes idolátricas del famoso niño Jesús que es honrado y adorado por los fieles católicos que dan fe de ser milagroso: ¡Qué absurdo infantilismo aplicado al que dejó de ser un pequeñín hace casi dos mil años y que viene como Hombre, en toda la extensión de la palabra, a gobernar la Tierra! (Mt.24:30). Bien dice la escritora Julieta González Irigoyen a cerca de la tradición falsa:
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«La incertidumbre que me embarga después de comprobar que la tradición que se me da como original es imitación de algo que siempre me ha sido ajeno, será lo que me haga perder el equilibrio».
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Y así como ella lo concibe, quisiéramos nosotros que muchos perdieran el equilibrio al saber la verdad de la tradiciones que esconden tanta mentira y que por años y años los han traicionado suave y letalmente. Veamos que dice la Biblia al respecto: Para empezar, la Biblia nunca menciona a Jesús de niño haciendo milagros o portentos sobrenaturales. Lo que si dice la Escritura que Jesús crecía (como ser humano biológico), y se fortalecía en espíritu (doctrinalmente), pero no hay registro de milagros hechos por el Señor (Lc.1:80); exactamente se aplica igual para su primo Juan el Bautista, con respecto a su crecimiento físico y espiritual (Lc.2:40). Cuando Jesús tenía doce años, se quedó en Jerusalén para ser hallado por sus padres en medio de los maestros de la ley. El joven Jesús maravillaba por sus respuestas inteligentes que daba, pero no se habla en esta ocasión de algún milagro hecho por el Hijo de Dios, ni en ningún otro lado de las Escrituras a su temprana edad (Lc. cap. 2, leer por favor). Cuando Cristo tuvo la edad de Hombre (como de treinta años: Lc.3:23), Dios lo capacitó por medio del Espíritu Santo para poder llevar a cabo su ministerio terrenal que incluía obras milagrosas que testificaban verdaderamente del poder de Dios (Lc.3:22). Sin el Espíritu Santo, Cristo era incapaz de realizar milagros y prodigios. En Lc.3:22 dice que el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como paloma. . . Es lógico pensar, que antes de esto, para ser preciso desde una corta edad, el Espíritu Santo no habitó en Jesucristo. Cristo afirmó que por el poder de Dios, es decir, por medio del Espíritu Santo, echaba fuera demonios:
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«Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt.12:28).
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La tradición histórica romanista católica carece de pruebas evidentes que Jesucristo a edad temprana realizó actos milagros. Así como la tradición falsa del niño Jesús milagroso, el 25 de Diciembre, es una fecha ritualista druida en la que tradicionalmente se «venera» con burla, con accidentes, con agresión, con estafa, con consumismo en demasía (¿Blanca Navidad?, no lo creo; Verde Navidad, $i), con armas de fuego, con engaño, con decepción, con drogas y etanol al Hijo de Dios; veneración profana, que no pocas veces termina con trágicas muertes, contrariamente a la vida ordenada y santa que Dios demanda a diario. Al paso de los días, el efímero espíritu navideño desaparece, y todo viene a ser igual. Intrascendente para el mundo que muere sin Cristo, y para el cristiano que de manera fatua también lo ha concebido.
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Dios les bendiga mis hermanos y amigos que nos visitan.