Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).
«. . . y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. . .» (Ap.1:5).
Cristo, «el soberano» (gr. ho árchôn) de los reyes de la tierra, «el gobernador», el que regirá el mundo en el futuro en su segunda venida. De manera literal, fuera de todo contexto alegórico, Cristo será el gobernante absoluto y teocrático de los reyes de la Tierra (Sal.2:8-12; 89:27; Ap. 11:15; 19:11-16).
.
La Biblia dice que Cristo no posee aún función de regidor universal en este planeta, función que se establecerá cuando venga en poder y gloria por segunda ocasión al mundo como ya lo mencionamos antes (Mt.24:30; 25:31).
Cuando Cristo se siente en su trono de poder y gloria para regir al mundo, entonces habrá de cumplirse la promesa de Dios a David cuando dijo:
«. . . Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu trono, y tu trono será estable eternamente. . . » (2. S. 7:16).
Dios les bendiga por siempre hermanos y amigos.
«. . . y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. . .» (Ap.1:5).
Cristo, «el soberano» (gr. ho árchôn) de los reyes de la tierra, «el gobernador», el que regirá el mundo en el futuro en su segunda venida. De manera literal, fuera de todo contexto alegórico, Cristo será el gobernante absoluto y teocrático de los reyes de la Tierra (Sal.2:8-12; 89:27; Ap. 11:15; 19:11-16).
.
La Biblia dice que Cristo no posee aún función de regidor universal en este planeta, función que se establecerá cuando venga en poder y gloria por segunda ocasión al mundo como ya lo mencionamos antes (Mt.24:30; 25:31).
Cuando Cristo se siente en su trono de poder y gloria para regir al mundo, entonces habrá de cumplirse la promesa de Dios a David cuando dijo:
«. . . Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu trono, y tu trono será estable eternamente. . . » (2. S. 7:16).
Dios les bendiga por siempre hermanos y amigos.