«Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos» (Ap.19:11-21).
Ya viene, ya viene
Cargado de ira,
Bajando en enojo
Y en llama de fuego.
La puerta se abre,
Se oye un tropel
Que turba los aires,
Galope de hierro.
El Rey del Milenio
Con ojos adustos
Preside sus huestes,
Bridones por cientos.
Con pies fulgurantes,
En brillo impecable,
Glorioso y bermejo
Arrasa los necios.
La espada del Hijo
Hirió con espanto,
Las hordas del mal:
Banquete de cuervos.
Javier Rivas Martínez.
Ya viene, ya viene
Cargado de ira,
Bajando en enojo
Y en llama de fuego.
La puerta se abre,
Se oye un tropel
Que turba los aires,
Galope de hierro.
El Rey del Milenio
Con ojos adustos
Preside sus huestes,
Bridones por cientos.
Con pies fulgurantes,
En brillo impecable,
Glorioso y bermejo
Arrasa los necios.
La espada del Hijo
Hirió con espanto,
Las hordas del mal:
Banquete de cuervos.
Javier Rivas Martínez.