EN DEFENSA DE LA FE CRISTIANA

Buscamos difundir las doctrinas bíblicas que consideramos verdaderas, tales como el unitarismo, el evangelio del reino de Dios, la fe en Jesús como el Cristo y en su sacrificio vicario, el bautismo por inmersión, el diablo y sus demonios como ángeles caídos, la segunda venida personal y post tribulacional de Cristo, la resurrección de los muertos, la restauración del Israel nacional, la iglesia de los santos, el milenio en la tierra, la destrucción eterna de los impíos, y la vida eterna.

lunes, 26 de diciembre de 2011

UNA BRECHA SEGURA A LA DESTRUCCION

El (Neo) Pentecostalismo carismático, ruta segura al Infierno...]

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt.7:21).

La mayoría de los que profesan el cristianismo piensan que las iglesias se encuentran atiborradas de tanta gente a causa de la voluntad de Dios, y a este resultado le han llamado «avivamiento de los últimos días». Realmente, esto dista abismalmente de ser verdad. Los templos se llenan hasta reventar, no porque haya surgido un despertar nuevo de «avivamiento» de parte de Dios, sino por causa de un cristianismo muy atractivo y mercantil para las gentes que se inclinan por las cosas del mundo: una oferta extremadamente tentadora que podría traer para el que la acepte serios problemas delante de Dios. Se proclaman teologías que abren la curiosidad del hombre porque en ellas se destilan formas no bíblicas para la búsqueda, principalmente, de los bienes y de las comodidades materiales que antagonizan con la búsqueda espiritual que la Biblia demanda. Formas tan contrarias a los designios divinos, los plasmados por Dios en su Santo Libro, los que conducen a la bendita y segura salvación.

Los líderes que comandan las empresas eclesiales (como un negocio con fines de lucro), han influenciados deliberadamente a otros con el cuento de la doctrina de la prosperidad cuyo éxito estriba a la distorsión desmesurada de las Escrituras para el cúmulo de riquezas a expensas de los feligreses inconstantes e ignorantes que no advierten su perversidad. Los maestros y súper magos de la manipulación mental y de las emociones como Benny Hinn, Cash Luna, Morris Cerullo, K. Copelland, no tienen la menor decencia, ni vergüenza, ni clemencia, y predican con juicio y advertencia despótica contra los que no cumplan con algunas ordenanzas que pertenecieron a la pasada y caduca Ley mosaica; un ejemplo claro lo observamos en la exigencia del diezmo levítico. Obligan a los creyentes a diezmar sin importarles un grano de arena las necesidades financieras por las que estén pasando. Lo único que les importa es su dinero y no el bienestar del prójimo-gato (por dejados). Con actitudes muy contrarias a la vida del Señor Jesucristo, que «no tenía en dónde recostar su cabeza», nacido en un humilde establo lleno de animales y en henchida pobreza, los maestros y hienas de la prosperidad material viven como lo hacen los reyes y príncipes de ''la alta alcurnia'' como los de ''la rancia nobleza y de sangre glauca'', y mucho mejor, lea esto, que un gran número de artistas del séptimo arte sacados del industrial y globalizante Hollywood. «El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo», deja en estos insanos y mundanales individuos mucho que desear (Jn.2:6). Quiero que se entienda que muchos buenos cristianos son prósperos a causa de la Providencia Divina, y poseen por esto empresas o negocios de muy buen éxito y que les han costado gran esfuerzo y sudor de sus frentes, o porque son profesionistas bien capacitados, talentosos trabajadores, porque han heredado tierras, dinero, u otra clase de bienes, o son parte o propietarios de consorcios poderosos, etc. Todo, dentro de la genuina y legal regla. En cambio, los maestros y líderes de la prosperidad, se han hecho de riquezas bajo las normas de la mentira y del engaño. Enseñan a los creyentes ignorantes que Dios habrá de multiplicarles el dinero si son fieles en dar para la ''obra divina''; dicha ''obra'' realmente viene a culminar o a concluir en los bolsillos de los estafadores y líderes pseudo espirituales, en sus cuentas bancarias, que se dan el gusto carnal de comprar lujosos autos, relojes carísimos, aviones para su transporte cómodo, enormes mansiones, trajes confeccionados con las mejores telas, dinero mal habido y utilizado para diversiones que los mismos ricos no creyentes acostumbran y que no son adecuadas para los cristianos fieles al Dios Creador.

De los maestros de la prosperidad se puede esperar todo menos honestidad y santidad. Son unos verdaderos hambrientos y rapaces lobos vestidos de ovejas, bestias con piel humana que disimulan su carácter protervo por el de siervos piadosos del Señor y que se han hecho ricos, como muchos ya sabemos, a expensas del dinero robado a los creyentes sumisos y atolondrados, de los cuales una buena parte son pobres y viven en dificultades terribles para solucionar los pagos de sus deudas que los acosan y que no esperan. Mientras ellos padecen de hambre y gigantesca necesidad, los falsos maestros se hartan de todo lo que les plazca hasta casi reventar como moscos chupa-sangres, sin preocuparse para nada por la vida de los creyentes que han engatusado con sus fabulosas doctrinas, maquinadas en la mente del mismo diablo. La fe que enseñan en sus congregaciones, no es la fe bíblica, la que espera Dios de nosotros (Heb.11:1). Es una fe manipuladora para adquirir lo que uno quiera. Es una fe abominable y descarada, llamada «Súper Fe». La verdadera fe (Fe, pisitis en gr. Creer, pisteuein, también en gr.) es la que lleva al conocimiento genuino, el que se asienta en las Escrituras y que expresa el carácter santo de Dios. Es la del diseño cosmológico tridimensional, la que se requiere para vencer las dificultades en el mundo aunque las cosas salgan muy pero muy mal. Es la de la expiación del pecado por medio del Hijo de Dios, la que salva, la de las promesas venideras que habrán de culminar en el futuro con la manifestación sublime del Reino Venidero y que será regido por el mismo Señor Jesucristo en la Tierra renovada, muy contraria a la ''fe'' que predican estos insensatos, ambiciosos y mortales hombrecitos que está centrada en las cosas perecederas del mundo, que detesta con fervor «sufrir la sana doctrina» (2 Tim. 4:3). El sufrir la sana doctrina, tiene relación con la sujeción a la ordenanza Escritural y en la comprensión, como por ejemplo, de las tribulaciones personales de cada uno de los creyentes en Cristo, porque producen fortaleza y crecimiento espiritual. ¿No dice Pablo al respecto?: «Porque esta leve tribulación momentáneamente produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Co.4:17, 18). Por lo visto, en las ''iglesias'' de la doctrina de la «Súper Fe», o de la prosperidad material, son ignorantes a la necesidad de padecer tribulaciones. Las tribulaciones son bíblicamente indispensables en el creyente, insisto, porque de esa manera se podrá caminar contra la caudalosa corriente del mundo. Sólo los que soporten las pruebas de las tribulaciones habrán de recibir la corona de vida, la que está preparada para los que aman al Señor con sinceridad y desinterés material (Stg.1:12). Por otro lado, Dios es puesto por los maestros del manipuleo emocional como un dadivoso muñeco de hilos y al que se le puede controlar y pedir de manera muy demandante, conforme sus pecaminosos deseos. La expiación del pecado, que es espiritual, se ha invertido por la expiación de la ''carne'' (Is.53:5). Los maestros de la prosperidad o de la «Súper Fe», aseguran que Dios no desea vernos enfermos, y si Dios no lo quiere de esa manera, pergúntome, ¿por qué nos enfermamos? ¿Qué pasa entonces con su Soberanía Infinita? Eso de ''declarar'' sanidad siempre en nuestros cuerpos no deja de ser solamente un juegito muy peligroso. El hombre se enferma y muere, independientemente que sea converso o no, por causa del pecado edénico. El ser cristianos, no nos libra de la muerte física, ni de las enfermedades muchas veces fatales como el cáncer, que quede bastante claro el asunto. Aún después de la conversión a Cristo, la muerte, por consecuencia del pecado, apagará un día la luz que da vida a nuestros mortales cuerpos; incluso, somos propensos a tener muertes trágicas y sucesos indeseables y sin duda tan dolorosos, mientras estemos viviendo en este paraje atascado de maldad y sufrimiento. No importa si somos los escogidos del Divino Padre («En el mundo tendréis aflicción. . . », recuérdenlo). El «declarar por fe» para sanidad, o para un logro material, ni siquiera es bíblico, porque rompe por entero con el concepto de «Soberanía Divina» y con el significado de lo que es «voluntad irresistible» (ver en Ro.9:20). El hombre se hace ''dios'', y Dios pasa a ser un alcahuete y pasivo mono cumplidor de vanidades y de otra clase de pavadas. Quien «declara» para obtener algo, se hace autoritario sobre lo que dice, y obliga a Dios a que cumpla lo solicitado sin necesidad. Yo le llamo arrogante y estúpida ignorancia a esto, hermanos y amigos míos. La fe de los insolentes y falsos maestros de la prosperidad, es una fe que reúne características idénticas con las declaraciones de los brujos chamanes. Los chamanes, siendo todos unos diestros y pavorosos hechiceros para invocar espíritus, sanar y adivinar diabólicamente, declaran a grito abierto, en un lenguaje inconocible, maldiciones y deseos para que sean materializados bajo el dominio de un éxtasis desenfrenado. Las lenguas y temblores que son vistos en los grupos denominados pentecostalistas, por error, van a la par con las manifestaciones extáticas de los hechiceros.

Los chamanes hechiceros visualizan cualquier anhelo en la mente y declaran que ese anhelo será hecho realidad. A esta forma satánica del ocultismo se le llama «Mente sobre Materia», practicada también por las cabezas y adeptos de la Nueva Era, y es promocionada bajo el auspicio de los líderes neopentecostalistas carismáticos como Benny Hinn, el charlatán Cash Luna de Guatemala, el avieso César Castellanos del G12, de Colombia, entre otros muchos más. Todo es color de rosa para los líderes amantes de semejantes e insanas formas ocultas, y no se diga, para los miembros recultados en sus templos de maldad. Otra, para variarle, músicos como Marcos Witt (ecumenista súper carismático busca fama, amigo conciliado de los romanistas católicos y de los hombres inicuos del espectáculo seglar) se pasea por los rincones de la farándula que aman los inconversos dando premios musicales a quienes están en una posición de condenación por el simple hecho de ser amigos de este grasiento mundo. Y uno se pregunta ante tanto desastre mixturado: ¿en qué clase de Cristo es en el qué ha creído Witt? Sobra en claridad, por lo que vemos, que no es en el bíblico. Aún así, sus fanáticos creyentes se hacen los ''desapercibidos'', los de ''la vista gorda''... cómo si nada importante hubiese pasado. Y en vez de considerar de mala gana sus atroces actitudes inconversas, lo siguen alabándolo cómo si se tratara del mismo Dios del cielo al que no hay que refutarle nada por ser perfecto y justo. Parte del variado espectáculo pentecostalista carismático hermanos y amigos míos. Fernando Sosa, es otro ímpio hombre de la «misma especie de invertebrados» (escorpiones y escolopendras) que ha puesto el nombre de Dios y de Cristo en el subsuelo y en el estercolero. Con espectáculos casi idénticos a los del hipnostista Taurus do Brasil, sumerge a las personas en un trance psicológico profundo que provoca las más bizarras y animalescas manifestaciones corporales y emotivas, que solamente se pueden ver en personas con brotes agudos psicóticos. La mal llamada «Risa Santa», promocionada por el reverendo adalid del Infierno e hijo de Satanás Rodney Howard- Browne, llamado con absurda frialdad y desfachatez «el Cantinero de Dios» (¡háganme el favor hermanos!), cuyos cultos no difieren en nada a los del ''show man'' Fernando Sosa (Fernando es discípulo del dislocado espiritual de Rodney). Es sabido de personas que han terminado con serios disturbios mentales y que han rayado en la locura a causa de esta forma cruel de control psíquico en el que Dios queda excluido por la naturaleza antibíblica del procedimiento... y por sus resultados nada buenos. En una serie de artículos que pude yo leer con respecto a la «Risa Santa», se comentaba que en los cultos distorsionados de Fernando Sosa, aparte de dinero que se cobraba por la entrada, se vendían cintas con sermones grabados, camisetas con caricaturas de personas ''embriagadas con el vino espiritual''. Se realizaban, aparte, colectas públicas de dinero: Todo un negocio redondo y lucrativo, en el sentido estricto de la palabra.

El Señor Jesucristo profetizó en el Monte de los Olivos que en los últimos tiempos surgirían en el mundo falsos maestros y falso Cristos que hablarían mentiras, y se obvia, las doctrinales. De ser posible, aún los escogidos serian engañadosos por los tales (Mt.24; Lc.21; Mr.13). Pablo vaticina que [algunos apostatarían de la fe, al escuchar espíritus de engaño y dogmas demoníacos] (1 Tim 4:1), y cuando habla de apostatar, se refiere a los mismos cristianos que habrían de caer en las garras del heretismo como pasa hoy día en la mayoría de las iglesias, promocionado por hombres retorcidos y profanos como los mencionados antes (y se quedó chica la lista) en este artículo y que siguen arrastrando a miles y miles por la brecha de la eterna condenación. Cristo nos advirtió, primeramente, del engaño religioso que se manifestaría universalmente, antes de darle importancia inicial a los eventos cosmológicos que advierten, como señales, su pronto regreso al mundo por segunda ocasión. Desgraciadamente, el orden se ha invertido, y no pocos, por estar pendientes de las señales secundarias, se han olvidado de analizar primeramente, con buen discernimiento bíblico, la farsa doctrinal que los mantiene enredados en una complacencia fradulentamente convincente. Sabe Dios que nuestros corazones se entristecen ante la realidad de conocer que muchos se perderán y que pocos habrán de salvarse:

«Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entrarán por ella; porque ancha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mt.7:13, 14).

Dios les bendiga siempre, mis hermanos y amigos que nos visitan.